Trovadicción Radio

No recuerdo el momento preciso en que mi alma se esfumó. Tal vez fue en una mañana fría de invierno, quizá una noche de embriaguez con el recuerdo. O simplemente está aquí, conmigo; herida, olvidada, con ambición de volver a amar. Gustavo Huerta G. H.

Hoy como siempre desde que te conocí, insomne o en sueños aparece tu luz en carne viva, descontrola mi sentido, envuelve mi mundo en fantasía, en sueños. Regálame tu sonrisa, tus lágrimas, desahoga todos los recuerdos empieza de nuevo a amar, comprenderás lo que es tocar el alma. Mujer, toma mi mano, no la sueltes; toma mi corazón te lo regalo, permite que nuestros ojos se enamoren y si es posible, quédate para siempre. Gustavo Huerta G. H.

Otro día, nuevamente son las doce, la campana de la Catedral lo confirma, sentado en el mismo lugar mirando un cielo azul, escuchando el bullicio y cantar de las aves. Otro día, camina la misma gente, pareciera que el tiempo se detiene, sigo esperando, como la anciana que extiende su mano pidiendo la bondad de la gente. Un día más, mi fe empieza a desvanecer profesando que nunca llegarás como era la promesa, mi corazón está cansado, mi alma reposa en los sueños sin darle oportunidad de volver a amar. Otra vez sentado en el mismo lugar, pero amor mío, hoy será el último día que estaré aquí, no por falta de amor, te aseguro que es el mismo de siempre. Aprendí de la golondrina que canta en el árbol, al no ser correspondido su canto, se aleja, siguen adelante, porque su cantar busca quien lo escuche para responder a su amor. Gustavo Huerta G. H.

Decidí regresar, ¡Pero no por ti! Lo decidí porque dejé tantas cosas que ahora me hacen falta, estoy aquí porque dejé amigos y recuerdos que ayudan a seguir. Regresé porque me hacía falta la fuerza que dejé enterrada, ¡No mi niña…! Esta vez no regresé por ti, logré sobrevivir a tus engaños, a tu vida de fantasía, a las promesas. Regresé porque me hacía falta reencontrarme con lo mas perfecto                             y necesario             que existe en la vida; la confianza en mí. Gustavo Huerta G. H.

Entre nosotros hay tanto amor, sin embargo es difícil estar juntos, tu ternura desprende las alas de un águila que vuela tan alto, que al final se pierde en el paraíso. Mi pasión por ti es eterna, retoña todos los días y en las noches se consume con su fuego llenando de insomnio las noches oscuras, hasta el amanecer, que también son sombrías. Así es nuestro sentir, profundo, tan fuerte, tan poderoso que al unirse se rechazan como polos opuestos, difícil es vivir así, el amar tanto nos convierte en vulnerables. Pero sigue con tu apego, yo con el mío, si estamos juntos o lejos te lo aseguro bien amada mía, jamás lo nuestro morirá, estará escondido lejos de todo, en nuestras almas. Gustavo Huerta G. H.

En la sombra de un árbol viejo se refugia un recuerdo profundo, frecuente paso por él, la mente no deja de recordar aquel día. Ha pasado mucho tiempo, el árbol aún sigue afanoso, su sombra es amparo de la gente de los penetrantes rayos del sol. Sus raíces son magnas como profesamos nuestro amor, rodeado de girasoles, lindeza, tal espejo al verte reflejada. Guardará cientos de historias, la nuestra, aquella tarde de verano donde a pesar de tantas dudas, brotó aquel inesperado beso. Gustavo Huerta G. H.

Se abrió el telón del recuerdo… en la obra surgió ella, el seguidor la llevó              al centro del escenario. Hace tanto del debut, pero aún le desprendió el alma a su único espectador. Gustavo Huerta G. H.

Sentado en la banca de la plaza se acercó una joven, su mirada era de duda y me preguntó ¿Es usted el que escribe poemas? Extrañado le contesté que en ocasiones escribo; un poco impaciente me contestó ¿entonces es el poeta? Respondí que solamente escribo vivencias de la vida, “interpreto con palabras lo que a veces calla el alma”. — ¿Pero su barba su pipa su gorrito dónde están? -preguntó — creo que estás equivocada -le dije sonriendo- yo no utilizo pipa, no me gusta utilizar barba ni gorrito. Su mirada llegó nuevamente más profunda y me afirma: — ¡Si es usted! Las personas lo mira y murmuran “ahí está el poeta”. Totalmente confundido le pregunto: — ¿A qué viene esa pregunta? — Quiero que me dedique un poema -respondió. — ¿Por qué quieres que te dedique un poema? — Porque quiero demostrar una cosa -replicó. — ¿Qué quieres demostrar? — Que nadie muere por unas palabras de amor, surge de los detalles, de llevar en el alma el respeto hacia tu pareja. Nace d

Todos los días son semejantes; no cambia nada, estoy aprendiendo a vivir con las incertidumbres, sin embargo, trato de redimir tu amor, hay trance, lidio por estar contigo, si, todavía dentro de tu brío. Tu proceder caprichoso menoscaba cada vez más, responder a mi pasión es como buscar un ángel en el odio, no dejes inhumado lo que tanto costó levantar, dime ¿Por qué es tan difícil acceder a mi regazo? Si no es viable seguir contiguos, ¡Decídete por bondad, acosemos el amor, que inhale en nosotros, que no salga! … O bien, concede tu cruel olvido para colocarlo en el baúl, aquel, donde sitúo las tristezas, que desgarré cuándo te conocí. Con el recuerdo estoy enloqueciendo sin aire en el agua, no hay sosiego en el alma, sangra en gota cruel que me disipa, solamente zozobras hay en mí y así tengo que existir, porque más vale un amor dolido destrozado por el tiempo, que vivir desértico del corazón, arrastrado por la soledad. Gustavo Huerta G. H.

Un día escribiré nuestra historia… será completa sin dejar detalle, al tomar el lápiz habrá sonrisas, lágrimas…             satisfacción,              desencanto. Pero tiene que ser así, con punto y coma, me dirás ¿por qué? Viéndote a los ojos te diré; ¡Estoy convencido de que jamás existirá una historia como la nuestra en más de mil vidas! Gustavo Huerta G. H.

Mis noches tristes, escribiendo, tratando de entender a mi corazón que dicta las letras que se convierten en frases de amor profundo. Se crean historias enlazadas en la mente hasta que el cansancio vence el cuerpo, los convierte en sueños al comenzar la mañana, al despertar solamente son deseos. Si por una razón no te escribo esta noche… no me olvido de ti, sucede que en ocasiones plasmo las letras en el alma y no en el papel. Gustavo Huerta G. H.

Poeta de ojos negros y de corazón grande, deja de sufrir, de lamentarte. Toma ese lápiz y vuelve a alegrar corazones, que tu escrito quede en las hojas sin lágrimas, sin dolor. Si la gente debe saber tu historia, plasma en el recuerdo lo que te atormenta para que sigas adelante. ¡Ella lo enamoró tanto; así comenzó a escribir las cosas del alma… cuando le faltó la tinta, le escribió con la sangre de su corazón! Gustavo Huerta G. H.

Lo advertí hace tiempo ¿Te acuerdas? Pláticas interminables, sentados en la calle, anticipando el futuro de nuestras vidas. Recordando el pasado; la lucha constante para superar los sufrimientos, la discusión con la tía, no lograba entenderte, sí, esos zapatos que presagiaban una controversia. Viviendo el presente; cantando, gritando, corriendo, una extenuación hermosa porque era un espacio para los dos. Soñando el futuro; planes para una vida compartida en una linda casa, los nombres de los retoños que nos harían dichosos y el número de mascotas, la alegría del hogar. Enamorarse una sola vez… el amor nunca se va, se queda en una parte escondida del alma y si un día regresa su amor de la oscuridad, es una puerta entornada y surgen aves con sus alas magistrales al vuelo, cumpliendo la promesa de siempre te amaré. Gustavo Huerta G. H.