Con sangre de su corazón
y de corazón grande,
deja de sufrir, de lamentarte.
Toma ese lápiz y vuelve
a alegrar corazones, que tu escrito
quede en las hojas sin lágrimas, sin dolor.
Si la gente debe saber tu historia,
plasma en el recuerdo lo que te atormenta
para que sigas adelante.
¡Ella lo enamoró tanto;
así comenzó a escribir
las cosas del alma…
cuando le faltó la tinta,
le escribió con la sangre de su corazón!
Gustavo Huerta
G. H.