Lobo
Mi máscara voló con el aullido del lobo visible ante la tundra. Esta tierra muerta le ve caer, le ve ladrar, le ve agonizar de hambre, de sed, y el lobo, enorme ser hecho trizas, llora al ver el nombre con el que decidió llamar a sus soledades. Cada nombre es una lápida en el cementerio de su alma y lo escribe con el hocico en tierra, sus ojos dos llamas que marcan esos rostros para siempre en los míos. ¿Hasta cuando gruñirás al espejo? ¿Qué sabe un lobo de lenguajes? Nunca dejó a su lengua castrar la verdad que yace escrita en su espíritu. Nunca miró huir las palabras tarde, cuando ya no hay forma de regresarlas. ¿Vuelve un gruñido? La bestia refleja su alma, El lenguaje animal es con retorno, una comunicación primitiva de cuerpos, de seres solubles en el verde eterno del mundo. El ser humano es insoluble, pero hace tanto frío en mi universo que líquido el tiempo se congela en donde una vez estuvieron mis ojos. El dolor nos ha