Desconocidos




Una tarde más uno enfrente del otro,
nuestros ojos brillan como la primera
vez, el amor es tan grande...
Nuevamente es de noche y estás en mis
brazos consolando la tortura existente,
el dolor que ocasiona alejarnos pronto.

Así es lo nuestro, pasiones a flor de piel,
gritando donde nadie escucha, callando
ante el mundo, tenemos
que fingir ser desconocidos para ellos.


Gustavo Huerta

G. H.


Entradas más populares de este blog

Escondido y lejos - Mario Benedetti

Fuego mudo - Mario Benedetti

Fuego mudo - Mario Benedetti

Poema 4 - Pablo Neruda

Hilo rojo

Desvelo

A ras del sueño - Mario Benedetti