Hermosa...
no me hagas padecer,
acepta este humilde amor,
que tu sonrisa me está matando…
y tu indecisión me enloquece.
Ven, quédate conmigo,
te daré amor
del que no se comprende,
volaremos a esos lugares
que se llaman aventuras.
Perdona que no sepulte
este amor como prometí,
pero…
si no puedo estar contigo,
quiero que estas palabras
queden perpetuas en tu corazón.
G.H.