"Él me queria... Me quería de una forma rara de esas que hacen daño. Pero que a pesar de todo es adictiva...Teníamos formas diferentes de querer. Él me daba lo que le sobraba... Y yo... Yo le daba lo único que tenía".
Las mejores frases y poemas de Amor y desamor Unas miradas que se cruzan en medio de tanta gente me pregunto si en la jungla existe tanto demente. Dos almas que se juntan para evitar la muerte un intento, se preguntan, de cambiar la mala suerte. Pocas veces se agrupan amores clandestinamente si es que no los asusta pueden vivir libremente. Unas miradas que se cruzan en el juego de la mente empiezan taciturnas y terminan contracorriente. Alexander Galván López
Como mariposa confundida hoy me desvelo acudiendo a la luz de tu reflejo caminando sin temor voy a tu encuentro, no habrá dolor si las alas tocan el fuego. Seguiré mi vuelo enamorada y durante el trayecto recordaré la dicha de disfrutar, de tenerte y de perderte sentir heridas sangrando en el pecho. Aun sufriendo vale la pena el riesgo de acercar mi cuerpo de nuevo a tus besos, nuevamente a llorar por un amor deshecho, nuevamente a vivir de los recuerdos. Clementh Villarreal
Pretendo querer a mansalva, siniestro prefiero sentir lo inmenso elijo no esperar lo nuestro. Ven a recorrer, mi mundo imperfecto ven pronto a querernos la vida no tiene intermedio. Te quiero libre como un libro abierto dispuesta a ver el cielo dispuesta a olvidar lo eterno. Pretendo querer, sin miedos y sincero me entregué al tiempo esta vida no tiene misterios. Alexander Galván López
Sobre esta quieta luz del mediodía, Junto a las olas de imposible llanto, Recuerdo que te amé, que te amo tanto Y pienso que tal vez aún eres mía. Quedó atrás la ilusión. Nuestra porfía Contra el destino se volvió quebranto Y tenaz, solo, como el mar, levanto La certeza en regresos todavía. Pero no en vano se ama así, mi cielo, Una herida de amor, en su desvelo, Se vuelve un rojo altar donde adorarte. Arde en soles la noche del que espera; Sobre la desazón una quimera Y un «¡Volveré!» en los ojos del que parte. Gerardo Molina Sigue leyendo más poemas de Gerardo Molina
La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a Mario Benedetti A medida que la distancia entre el presente y el final se acortan y el futuro se aclara y se enaniza y se está un poco harto de husmear en los residuos del pasado uno valora y hasta mitifica la fusión con el cuerpo del amor y una que otra mirada que atravesó la niebla aquellos que se aman o se amaron saben que allí estaba la clave la negación del acabóse y por supuesto la vacuna contra el maldito desamparo en el futuro cada vez más jíbaro no figuran feriados ni esperanzas menos aún llegan explicaciones de por qué cómo dónde cuándo el borde lejos ya está cerca el borde cerca es un despeñadero hay que aprender a sentir vértigo como si fuese sed o hambre. Mario Benedetti
La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a Mario Benedetti Por una vez existe el cielo innecesario. Nadie averigua acerca de mi corazón ni de mi salud milagrosa y cordial, porque es de noche, manantial de la noche, viento de la noche, viento olvido, porque es de noche entre silencio y uñas y quedo desalmado como un reloj lento. Húmeda oscuridad desgarradora, oscuridad sin adivinaciones, con solamente un grito que se quiebra a lo lejos, y a lo lejos se cansa y me abandona. Ella sabe qué palabras podrían decirse cuando se extinguen todos los presagios y el insomnio trae iras melancólicas acerca del porvenir y otras angustias. Pero no dice nada, no las suelta. Entonces miro en lo oscuro llorando, y me envuelvo otra vez en mi noche como en una cortina pegajosa que nadie nunca nadie nunca corre. Por el aire invisible baja una luna dulce, hasta el sueño por el aire invisible. Estoy solo como con mi infancia de alertas, con mis corrien
La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a Mario Benedetti Querida Andrea: Antes que nada, eufórico como estoy, me siento obligado a transcribir tu cartita: “yo también estoy loca. Yo también sueño contigo, dormida y despierta. Yo también oigo campanitas. Yo también añoro, no sólo tus manos en mi cuerpo, sino también mis manos en el tuyo. No voy a dejar a mi marido, porque es bueno y lo quiero, pero quiero encontrarme contigo, con o sin campanitas, pero estar contigo ¿Puede ser?” Es claro que puede ser, mujer primera. Tampoco pienso dejar a Patricia, la verdad es que la quiero. Pero la otra poderosa verdad es que necesito estar contigo. Tengo la impresión de que vos y yo, que no funcionamos demasiado bien como marido y mujer, si funcionaremos espléndidamente como amantes. ¿Recordás aquello de “fiel pero no fanático”? Hasta el viernes, muchacha, en el café de siempre. Mario Benedetti