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Mostrando las entradas con la etiqueta Pablo Neruda


Poema 4 - Pablo Neruda

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Es la mañana llena de tempestad en el corazón del verano. Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, el viento las sacude con sus viajeras manos. Innumerable corazón del viento latiendo sobre nuestro silencio enamorado. Zumbando entre los árboles, orquestal y divino, como una lengua llena de guerras y de cantos. Viento que lleva en rápido robo la hojarasca y desvía las flechas latientes de los pájaros. Viento que la derriba en ola sin espuma y sustancia sin peso, y fuegos inclinados. Se rompe y se sumerge su volumen de besos combatido en la puerta del viento del verano. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 3 - Pablo Neruda

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La imagen es ilustrativa o pertenece a Pablo Neruda Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,lento juego de luces,  campana solitaria, crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta! En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras. Márcame mi camino en tu arco de esperanza y soltaré en delirio mi bandada de flechas. En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla y tu silencio acosa mis horas perseguidas, y eres tú con tus brazos de piedra transparente donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida. Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 10 - Pablo Neruda

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La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a Pablo Neruda Hemos perdido aun este crepúsculo. Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas mientras la noche azul caía sobre el mundo. He visto desde mi ventana la fiesta del poniente en los cerros lejanos. A veces como una moneda se encendía un pedazo de sol entre mis manos. Yo te recordaba con el alma apretada de esa tristeza que tú me conoces. Entonces, dónde estabas? Entre qué gentes? Diciendo qué palabras? Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana? Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, y como un perro herido rodó a mis pies mi capa. Siempre, siempre te alejas en las tardes hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas. Pablo Neruda - Veinte Poemas de amor y una canción desesperada

Pido silencio - Pablo Neruda

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La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a Mario Benedetti Ahora me dejen tranquilo. Ahora se acostumbren sin mí. Yo voy a cerrar los ojos. Y sólo quiero cinco cosas, cinco raíces preferidas. Una es el amor sin fin. Lo segundo es ver el otoño. No puedo ser sin que las hojas vuelen y vuelvan a la tierra. Lo tercero es el grave invierno, la lluvia que amé, la caricia del fuego en el frío silvestre. En cuarto lugar el verano redondo como una sandía. La quinta cosa son tus ojos, Matilde mía, bienamada, no quiero dormir sin tus ojos, no quiero ser sin que me mires: yo cambio la primavera por que tú me sigas mirando. Amigos, eso es cuanto quiero. Es casi nada y casi todo. Ahora si quieren se vayan. He vivido tanto que un día tendrán que olvidarme por fuerza, borrándome de la pizarra: mi corazón fue interminable. Pero porque pido silencio no crean que voy a morirme: me pasa todo lo contrario: sucede que voy a vivirme. Sucede que soy y que sigo. No será, pues, sino que aden

Poema 3 - Pablo Neruda

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La imagen es ilustrativa o pertenece a Pablo Neruda Ah vastedad de pinos, rumor de olas  quebrándose,lento juego de luces, campana solitaria, crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta! En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras. Márcame mi camino en tu arco de esperanza y soltaré en delirio mi bandada de flechas. En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla y tu silencio acosa mis horas perseguidas, y eres tú con tus brazos de piedra transparente donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida. Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 4 - Pablo Neruda

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Es la mañana llena de tempestad en el corazón del verano. Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, el viento las sacude con sus viajeras manos. Innumerable corazón del viento latiendo sobre nuestro silencio enamorado. Zumbando entre los árboles, orquestal y divino, como una lengua llena de guerras y de cantos. Viento que lleva en rápido robo la hojarasca y desvía las flechas latientes de los pájaros. Viento que la derriba en ola sin espuma y sustancia sin peso, y fuegos inclinados. Se rompe y se sumerge su volumen de besos combatido en la puerta del viento del verano. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

SONETO LXXII - Pablo Neruda

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La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a  Pablo Neruda   Amor mío, el invierno regresa a sus cuarteles, establece la tierra sus dones amarillos y pasamos la mano sobre un país remoto, sobre la cabellera de la geografía. Irnos! Hoy! Adelante, ruedas, naves, campanas, aviones acerados por el diurno infinito hacia el olor nupcial del archipiélago, por longitudinales harinas de usufructo! Vamos, levántate, y endiadémate y sube y baja y corre y trina con el aire y conmigo vámonos a los trenes de Arabia o Tocopilla, sin más que trasmigrar hacia el polen lejano, a pueblos lancinantes de harapos y gardenias gobernados por pobres monarcas sin zapatos. Pablo Neruda - Cien sonetos de amor

Poema 8 - Pablo Neruda

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Abeja blanca zumbas -ebria de miel- en mi alma y te tuerces en lentas espirales de humo. Soy el desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo. Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. En mi tierra desierta eres la última rosa. Ah silenciosa! Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche. Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Tienes ojos profundos donde la noche alea. Frescos brazos de flor y regazo de rosa. Se parecen tus senos a los caracoles blancos. Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra. Ah silenciosa! He aquí la soledad de donde estás ausente. Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas. El agua anda descalza por las calles mojadas. De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas. Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. Revives en el tiempo, delgada y silenciosa. Ah silenciosa! Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 10 - Pablo Neruda

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Las mejores frases y poemas de  Pablo Neruda Hemos perdido aun este crepúsculo. Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas mientras la noche azul caía sobre el mundo. He visto desde mi ventana la fiesta del poniente en los cerros lejanos. A veces como una moneda se encendía un pedazo de sol entre mis manos. Yo te recordaba con el alma apretada de esa tristeza que tú me conoces. Entonces, dónde estabas? Entre qué gentes? Diciendo qué palabras? Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana? Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, y como un perro herido rodó a mis pies mi capa. Siempre, siempre te alejas en las tardes hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas. Pablo Neruda - Veinte Poemas de amor y una canción desesperada

Llénate de mí- Pablo Neruda

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La frase de la imagen es ilustrativa NO pertenece a  Pablo Neruda Llénate de mí.Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame. Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame. Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora. Soy el que pasó saltando sobre las cosas, el fugante, el doliente. Pero siento tu hora, la hora de que mi vida gotee sobre tu alma, la hora de las ternuras que no derramé nunca, la hora de los silencios que no tienen palabras, tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias, tu hora, medianoche que me fue solitaria. Libértame de mí. Quiero salir de mi alma. Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre. Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta. No, no quiero ser esto. Ayúdame a romper estas puertas inmensas. Con tus hombros de seda desentierra estas anclas. Así crucificaron mi dolor una tarde. Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro. Mi corazón no debe callar hoy o mañana. Debe participar de lo que toca, debe ser de metales, de raíce

La canción desesperada - Pablo Neruda

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Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albe

Poema 8 - Pablo Neruda

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Abeja blanca zumbas -ebria de miel- en mi alma y te tuerces en lentas espirales de humo. Soy el desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo. Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. En mi tierra desierta eres la última rosa. Ah silenciosa! Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche. Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Tienes ojos profundos donde la noche alea. Frescos brazos de flor y regazo de rosa. Se parecen tus senos a los caracoles blancos. Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra. Ah silenciosa! He aquí la soledad de donde estás ausente. Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas. El agua anda descalza por las calles mojadas. De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas. Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. Revives en el tiempo, delgada y silenciosa. Ah silenciosa! Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 7 - Pablo Neruda

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La frase es ilustrativa no pertenece a  Pablo Neruda Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Soneto LXXIX - Pablo Neruda

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De noche, amada, amarra tu corazón al mío y que ellos en el sueño derroten las tinieblas como un doble tambor combatiendo en el bosque contra el espeso muro de las hojas mojadas. Nocturna travesía, brasa negra del sueño interceptando el hilo de las uvas terrestres con la puntualidad de un tren descabellado que sombra y piedras frías sin cesar arrastrara. Por eso, amor, amárrame el movimiento puro, a la tenacidad que en tu pecho golpea con las alas de un cisne sumergido, para que a las preguntas estrelladas del cielo responda nuestro sueño con una sola llave, con una sola puerta cerrada por la sombra. Pablo Neruda  - Cien sonetos de amor

PoemaXX - Pablo Neruda

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La frase de la imagen es ilustrativa No pertenece a Neruda Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está co

Poema 7 - Pablo Neruda

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La frase es ilustrativa no pertenece a Pablo Neruda Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Soneto II - Pablo Neruda

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Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, qué soledad errante hasta tu compañía! Siguen los trenes solos rodando con la lluvia. En Taltal no amanece aún la primavera. Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos, juntos desde la ropa a las raíces, juntos de otoño, de agua, de caderas, hasta ser sólo tú, sólo yo juntos. Pensar que costó tantas piedras que lleva el río, la desembocadura del agua de Boroa, pensar que separados por trenes y naciones tú y yo teníamos que simplemente amarnos, con todos confundidos, con hombres y mujeres, con la tierra que implanta y educa los claveles. Pablo Neruda

Poema 4 - Pablo Neruda

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Las mejores frases y poemas de  Pablo Neruda Es la mañana llena de tempestad en el corazón del verano. Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, el viento las sacude con sus viajeras manos. Innumerable corazón del viento latiendo sobre nuestro silencio enamorado. Zumbando entre los árboles, orquestal y divino, como una lengua llena de guerras y de cantos. Viento que lleva en rápido robo la hojarasca y desvía las flechas latientes de los pájaros. Viento que la derriba en ola sin espuma y sustancia sin peso, y fuegos inclinados. Se rompe y se sumerge su volumen de besos combatido en la puerta del viento del verano. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 3 - Pablo Neruda

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La imagen es ilustrativa o pertenece a Pablo Neruda Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose, lento juego de luces, campana solitaria, crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta! En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras. Márcame mi camino en tu arco de esperanza y soltaré en delirio mi bandada de flechas. En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla y tu silencio acosa mis horas perseguidas, y eres tú con tus brazos de piedra transparente donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida. Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema 7 - Pablo Neruda

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La frase es ilustrativa no pertenece a  Pablo Neruda   Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo. Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada </
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